En mi lengua hay una frase hecha "haber tenido suerte con el marido". Es una de las frases que se usan entre las mujeres para expresar aprobación, hasta envidia. Nunca he podido entender esta frase, ni llego a entenderla ahora, cuando llevo más de un año felizmente casada.
Para explicar un poco, a que se debe la aparición de esta frase, vamos a imaginarnos una situación normal y corriente. Una chica que cumple sus 18 años, ya no es una chica. Ya todo el mundo la va a llamar "mujer", ya sus padres dormirán con un poco de tranquilidad porque la hija es mayor de edad y puede hacer todo lo que quiere, ya los amigos se reirán de ella, porque todo el mundo sabe que significa hacer todo lo que quiere uno. Y sin castigo.
La libertad emborracha. Borrachas de alcohol y borrachas de libertad (una mezcla peligrosa) estas dieciochoañeras pierden cabeza. Entre las amigas se habla de tíos, de amores, del sexo, y así, llevadas por las impresiones, por el cotilleo, muchas de ellas se encuentran casadas. Un día se despiertan casadas, y se acabó. No tienen muy claro como les ha pasado, apenas saben quien es él de al lado.
En un par de años se reúnen en las fiestas anuales de los ex-compañeros del colegio. Es allí donde dicen "has tenido suerte con el marido, yo no".
Me dan mucha lastima estas chicas. A mí me han dicho esta frase muchas veces, y cada vez esperan que yo conteste, que no, no tanta suerte. Que mi marido es vago, o tonto, o bruto o lo que sea. Así se alegrarían un poquito, no se sentirían tan infelices, tan inútiles y perdidas en la vida cotidiana.
No contesto. Sonrío tristemente, porque de verdad me dan lástima. Ellas piensan que han acertado, y se van contentas.
Para explicar un poco, a que se debe la aparición de esta frase, vamos a imaginarnos una situación normal y corriente. Una chica que cumple sus 18 años, ya no es una chica. Ya todo el mundo la va a llamar "mujer", ya sus padres dormirán con un poco de tranquilidad porque la hija es mayor de edad y puede hacer todo lo que quiere, ya los amigos se reirán de ella, porque todo el mundo sabe que significa hacer todo lo que quiere uno. Y sin castigo.
La libertad emborracha. Borrachas de alcohol y borrachas de libertad (una mezcla peligrosa) estas dieciochoañeras pierden cabeza. Entre las amigas se habla de tíos, de amores, del sexo, y así, llevadas por las impresiones, por el cotilleo, muchas de ellas se encuentran casadas. Un día se despiertan casadas, y se acabó. No tienen muy claro como les ha pasado, apenas saben quien es él de al lado.
En un par de años se reúnen en las fiestas anuales de los ex-compañeros del colegio. Es allí donde dicen "has tenido suerte con el marido, yo no".
Me dan mucha lastima estas chicas. A mí me han dicho esta frase muchas veces, y cada vez esperan que yo conteste, que no, no tanta suerte. Que mi marido es vago, o tonto, o bruto o lo que sea. Así se alegrarían un poquito, no se sentirían tan infelices, tan inútiles y perdidas en la vida cotidiana.
No contesto. Sonrío tristemente, porque de verdad me dan lástima. Ellas piensan que han acertado, y se van contentas.