martes, 1 de diciembre de 2009

Hipocresía Mundial

Nací en un país donde idealogicamente no había pobres ni ricos. Nos decían que todos eramos iguales, que el individualismo era un pecado, que teníamos que compartir nuestros bienes con los compatriotas. Idealogicamente, sí. En realidad, pura y dura, todo era un poco diferente. La riqueza de los niños soviéticos se medía en chicles. Nuestros padres se dividían en dos grandes categorías: los que dictaban la ideología y los que la escuchaban.

Los primeros tenían pasaportes diplomáticos, es decir, podían salir del país (con la obligación de contar historias feas sobre el extranjero al volver, claro). De sus viajes traían chicles colorados con pegatinas, vaqueros americanos y zapatos deportivos blancos. En los años de mi adolescencia por una pegatina se compraba, por ejemplo, una colección completa de obras de Pushkin. Los vaqueros luego se vendían en el mercado negro por unas cantidades enormes de dinero. Tengo una carta que mi madre envió a su madre en los años 70 para pedirle permiso para gastar su sueldo mensual en unos vaqueros de campana increíblemente azules. Sé que tuvo el permiso. Mis padres eran de la segunda categoría. Escuchaban. Pero tampoco creían mucho. Así que al final mi padre se hizo diputado de la Duma Municipal del pueblo donde vivíamos. Para dejar de escuchar las tonterías de los demás y empezar a dictar él. Y también por que a los diputados se les concedían pisos municipales, aunque esto último no se decía en voz alta. Así fue la vida hasta el año 1991.

La caída del régimen fue tan rápida que de un día para otro perdimos nuestra patria, nuestro pasado, nuestra idea. Lo que antes se creía malo, se convirtió en bueno, y al revés. Ya no eramos todos iguales. Los nuevos rusos, todos los eramos por dejar de ser pueblo soviético y convertirnos en ciudadanos de la Federación Rusa, culpábamos al partido soviético de hipocresía y proclamábamos libertad, independencia, y autosuficiencia. No queríamos más hipocresía, queríamos echarnos para delante, con los ojos abiertos y corazones llenos de verdad.
Luego me tocó elegir la futura carrera y entre a una universidad donde se estudiaba traducción. Una de las asignaturas más importantes fue prácticas de inglés. Allí hablábamos de todas las cosas que nos interesaban, entre ellas de dinero. Me acuerdo del día cuando la profesora nos pregunto, que haríamos si encontráramos un millón de dólares en la calle. Me toco responder la pregunta. Lo gastaría, dije. Me compraría una casa bonita, empezaría a viajar para conocer el mundo, disfrutaría de una vida hedonista sin preocuparme de pan del día. La gente se quedó sin palabras. Estupefacta. Muda. Pasaban largos segundos de silencio hasta que la profesora dejó de mirarme como a una idiota y dijo: "No darías nada a los pobres?"

Había que ver la que se montó. Me reprochaban de egoísta, me explicaban que hay que compartir nuestros bienes, que mi posición era un pecado... Todo eso me daba una rara sensación de haberlo vivido antes. Esta gente que odiaba nuestro pasado que culpada los socialistas de hipocresía repetía las palabras de estos socialistas. Fue el momento cando decidí que el país no tenía futuro, que nada iba a cambiar, ni la pobreza de la gente, ni la mentalidad. Nada. Y aquel fue el momento cuando decidí que no me quedaría a vivir en este país.
Hace unos días hablé con un conocido español de nuestras posiciones políticas y, hablando de si mismo, él, entre todas las cosas que me contó, dijo que si una persona no es idiota, tiene que ser socialista. Me puse a reír. Dame por lo menos una buena razón para ser socialista, le dije. "Pues, hay que compartir nuestros bienes," contestó.

¿Con quién y por qué? Señores, para ayudar a un pobre que no ha tenido la oportunidad de levantar cabeza no hay que ser ni derecho ni izquierdo, basta con ser una persona normal. Pero no hay ningún motivo para compartir con un vago que no ha querido mover el culo para buscar pan, pero ha levantado otra parte de su cuerpo para hacer cinco hijos. Tampoco quiero que un nene que no haya visto en su dulce vida nada y que no haya tenido mayor problema que qué regalo comprar a su novia para el año nuevo, me indique que tengo que hacer con lo que he ganado trabajando. Por que todos sois hipócritas, vosotros, los que queréis compartir. No estáis dispuestos a pagar un billete de tren de cercanías a una señora mayor que dejó el monedero en casa. La miráis de reojo, para ver si se atreve a ir sin billete, pero sois demasiado ratas para gastar un euro en una persona que no sea vosotros.

Hipocresía mundial, este es vuestro diagnosis.

PS: Me molestó mucho lo que pasó en la Universidad, por eso sigo las vidas de mis ex compañeros desde lejos. Por lo que sé, dos gastan dinero en drogas, una chica en alcohol, las demás se casaron, tuvieron hijos. Ninguno comparte sus bienes.

7 comentarios:

  1. respecto de los socialisas españoles, sólo hace falta enterarse del colegio al que los líderes de este partido llevan los niños, que normalmente son privados y elitistas. Eso del socialismo de compartir en España pasó a mejor vida, ahora el socialista se convierte en "progre" que de esa manera no da ni cinco a nadie y mantiene su conciencia tranquila

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  2. "Fue el momento cando decidí que el país no tenía futuro, que nada iba a cambiar, ni la pobreza de la gente, ni la mentalidad. Nada. Y aquel fue el momento cuando decidí que no me quedaría a vivir en este país"

    jajaja! esé fue el momento en que decidiste salir a "pescar" al extranjero?

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  3. Andriey, no exactamente, ese fue el momento cuando aprendí cuatro idiomas extranjeros, terminé mi primera carrera, luego la segunda y empece a trabajar en una empresa internacional para ver si lo que quería, lo podía conseguir usando el cerebro, y no el coño.
    Pero tienes mucha lógica, lo admito

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  4. anónimo, lo malo en saber idioma es que llegas a un momento de empezar a leer periódicos y comprender que la imagen que tienes en tu cabeza no coincide con la que ves. Lo de colegios, lo leo mucho en El Mundo.. Sin embargo, El País dice lo mismo de los del PP.

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  5. bueno, los del PP siempre fueron así,no han cambiado, en eso son fieles a su ideología (bueno, no te creas porque ahora para conseguir votos también se están haciendo "progres").De todas formas olvidándonos de los periódicos uno nota cosas que no vienen mucho a cuento con la manera de ser de este país:no entiendo los constantes ataques del partido del gobierno a la religión Católica (yo soy agnóstico), pues el catolicismo es una parte muy importante de nuestra cultura española (fíjate que celebramos Navidad, la Semana Santa) y la cantidad de fiestas cristianas que tenemos

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  6. Resulta bastante extraño que una persona que ha estudiado 2 carreras no comprenda que el "socialismo" no signifca compartir tus bienes . Eso no es socialismo eso es lo que predican curas y popes. El socialismo es "de cada uno segun su capacidad y a cada uno según su necesidad" y para eso está el ESTADO que es quien debe repartir y NO Maria Petrovna.Otra cosa es que Mariá Petrovna sea solidaria y humana con los que le rodean o fria, insensible y egoista pero eso no tiene nada que ver con el régimen.
    Por cierto que la palabra "coño" queda muy fea te estropea la respueta resulta muy vulgar.

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  7. anónimo, no hay nada extraño, basta con leer lo que he escrito para comprender que no me refería al régimen sino a la gente que usa el régimen para cubrir sus intereses.

    lo de mi lenguaje, lo siento, es mi lenguaje. sea como sea.

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