lunes, 7 de diciembre de 2009

Mi pueblo. Segunda parte

Mi pueblo fue construido en los años 40 del siglo pasado. Los viejos de allí dicen que lo construyeron los prisioneros militares de la guerra, pero no he encontrado la comprobación en los fuentes de información. Los edificios del casco viejo en su apariencia se parecen a los edificios que he visto en Alemania, y la arquitectura no se parece a la de la época de Stalin. Wikipedia dice que los primeros edificios aparecieron antes de la guerra, pero a mí me gusta más la versión popular. Es más romántica, aunque también es más cruel.

Hasta hace unos 15 años no había iglesias ni catedrales en este pueblo, las más cercanas estaban en un pueblo cercano y en Ramenskoye. La de Ramenskoye durante la guerra se usaba como almacén de armas. Luego la restauraron, mi padre participó en la restauración. Contaba que encontraron muchas armas en los sótanos y las tiraron todas al un lago cercano. El sacerdote de esta iglesia a principios de los años 90 vendía vídeos (reproductores VHS), no sé quien se los daba para vender. El primer vídeo que teníamos en casa, nos lo vendió él. Cuando le construyeron una dacha (casa de campo) a este sacerdote, pagó a los obreros en rublos. En billetes de un rublo, quiero decir. Para entenderlo un poco mejor, en aquella época un billete de un rublo era precisamente lo que daban los feligreses para la iglesia. Lo he visto, no lo invento ni es lo que me contaron.

En la misma época el mismo sacerdote le vendió otro vídeo a un familiar mío. El tío, vaya, de verdad era mi tío segundo, puso un cable de antena por todo el bloque donde vivía y cada noche a las 9 ponía películas de los EEUU. Con este cable todo el bloque se conectaba a ver estas películas. Cobraba una pasta.

En mi pueblo sólo había una tienda de regalos donde sólo una persona hablaba inglés a nivel how do you do? - five roubles - thank you. Esta señora ganaba más que todos por la propina que le dejaban los extranjeros (acompañados por los tíos de la KGB, por supuesto). Había un supermercado donde vendían embutidos de buena calidad (hecho de menos este sabor). En aquella época comíamos caviar. Nos lo podíamos permitir. Y, además, no estaba prohibido como ahora.

Pero lo mejor de mi pueblo era el ferrocarril infantil, el sueño de mi niñez. Os contaré este sueño en mi siguiente entrada.

También contaré porque los profesores me echaban de la clase y que injusticias sufría por la pasión por la belleza. Seguid leyendo...

6 comentarios:

  1. Me gusta el pope-businessman!!!

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  2. La historia del cura es muy bestia. Luego se quejan de que les tengan manía en todo el mundo :(

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  3. Son bonitos tus recuerdos. Te animo a que siguas contándolos porque te das una oportunidad a ti misma. Escribir, es completarse un poco más. Los que te leemos, también aprendemos mucho. Es una forma muy sencilla y bella de transmitir cultura.
    ¿Por qué no te animas y, poco a poco, lo recoges en un pequeño libro? Podría ser para ti una meta más y un buen legado para muchas personas. Porque manejas bien el idioma castellano.
    Gracias y ánimo. JGómez

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  4. Gateta, Juli, luego contaré que hace este cura ahora.

    J.Gómez, gracias, me animas mucho. Un libro, vamos, tampoco tengo tanto talento )))

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  5. ¡Nos tienes en ascuas! Así que eras un niña rebelde :-). Estaré encantado de leer tu próxima entrega.

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  6. Eso, continua!!. Por cierto, el cura es dueño de alguna gran cadena de electrodomesticos?

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